Piel seca o deshidratada

¿De qué se trata?

Se considera la piel deshidratada cuando el contenido de agua del estrato córneo (capa más superficial) es menor al 10%. En estos casos, la piel pierde la capacidad de retener el agua, aumentando así la pérdida de agua transepidérmica (de las capas más profundas de la piel). Como consecuencia, la piel se vuelve opaca, áspera al tacto, tensa, tirante y pueden hacerse más evidentes las líneas finas de expresión. Es importante saber que puede haber piel deshidratada incluso con presencia de puntos negros o piel mixta, y esto se puede observar porque la piel en zonas de expresión tiende a marcarse o a arrugarse más fácil.  Se presenta en mujeres y hombres de todas las edades y en todos los tonos de piel. Las causas pueden ser un aporte insuficiente de agua (hay que beber aprox. 2 litros al día), desequilibrios alimentarios, carencia de vitaminas, abuso de alcohol y tabaco, higiene y cuidados de la piel con productos inadecuados, condiciones ambientales (frío, viento, sol, calefacción, aire acondicionado), contacto con productos alcalinos, con solventes orgánicos o detergentes, enfermedades que provoquen una pérdida exagerada de agua, ingesta de ciertos medicamentos o estrés.